BARBARIE ROJA

De la Comunidad de Padres Agustinos han sido asesinados por las milicias rojas, sólo en Madrid, noventa religiosos, de los cuales doce pertenecían a la Residencia de la calle de Valverde, número 25 ;cincuenta y tres, a la del histórico Real Monasterio de El Escorial; doce, al Colegio Seminario de Leganés ; cinco, a la Residencia de la calle de la Princesa, número 23 ; tres, a la de Columela, número 12, y seis, a de la calle de Montalvo, número 28.

En un registro practicado el día 22 de julio de 1936 por las milicias marxistas en el Colegio de Padres Agustinos de la calle de Bola, número 6, de esta capital, donde destrozaron algunas imágenes, como no encontrasen armas, el que capitaneaba el grupo marxista habló por el teléfono del Colegio con Margarita Nelken, Diputado comunista, la que ordenó que fueran conducidos los seis religiosos Agustinos que a la sazón había a la cárcel ; ya en la prisión de Ventas, el Padre Agustín Seco fue extraído de la misma algún tiempo después y asesinado.

Entre las víctimas anteriormente citadas, se encuentran el Padre Julián Zarco, Bibliotecario de El Escorial y Académico de la Historia ; Padre Melchor M. Antúnez, Profesor de la Central, de Árabe y miembro de la Escuela Árabe de Madrid ; Padre Pedro Martínez Vélez, del que en unas declaraciones hechas por el Cardenal Lauri y publicadas en el periódico A B C, se decía que consideraba al Padre Martínez Vélez como uno de los españoles más importantes que habían pasado por la América española ; Padre Avelino Rodríguez, Provincial de la Orden, Abogado, Profesor de la Universidad libre de El Escorial, que momentos antes de ser asesinado perdonó a los criminales ; absolviendo a cada uno de sus compañeros de martirio ; Padre Sabino Rodríguez, Doctor en Ciencias Naturales. investigador muy docto en Biología ; Padre Mariano Revilla Rico, Asistente General, autor de valiosas obras sobre S. S. Escrituras.

Los cincuenta y tres Padres Agustinos, pertenecientes a la comunidad del Real Monasterio de El Escorial, fueron trasladados a la Cárcel de San Antón, de Madrid, y juzgados en dicho prisión por unos tribunales compuestos por chequistas, entre los que figuraban también mujeres ; se preguntaba a los religiosos si estaban dispuestos a coger las armas para defender al Gobierno rojo y si condenaban la actitud de los Obispos y del Clero de la zona nacional, y al contestar negativamente a ambas preguntas los religiosos, se les hacía retirar, no sin antes pronunciar el que presidía el tribunal la palabra Libertad, que era, en definitiva la contraseña para indicar la pena de muerte. A los últimos religiosos que fueron juzgados, tan sólo se les pedía el nombre y apellido.

El Padre Dominico José Gafo Muñiz, ante el asalto del convento de la calle de Claudio Coello, que fue convertido en «checa», hubo de refugiarse en una casa particular de la calle del Príncipe de Vergara, donde fue detenido por los milicianos en la primera quincena del mes de agosto de 1936, siendo trasladado a la Cárcel Modelo, en la que permaneció hasta el día 3 de octubre del mismo año, en que fue decretada su "libertad"; cuando se disponía a salir de la celda, sus compañeros de cautiverio le recomendaron que no saliese, pues trataban de matarle, y, efectivamente, al salir en la mañana del día 4 de octubre, y encontrándose ya en la calle, fue muerto por una descarga cerrada que le hicieron los milicianos rojos apostados en las proximidades, siendo su cadáver recogido e identificado, practicándose su inhumación en el Cementerio del Este (Documento número 6). El Padre Gafo era conocidísimo por su relevante personalidad intelectual, como escritor y gran predicador.

Asimismo el Padre Luis Furones Arenas, durante el asalto al Convento de Dominicos de Atocha, al que pertenecía, fue agredido a tiros por las turbas rojas, cayendo en plena calle herido, donde permaneció unas seis horas, hasta que murió, sin que le fueran prestados los auxilios que reclamó insistentemente. El total de víctimas entre los Religiosos Dominicos de Madrid es de veinticinco, figurando entre ellos Profesores de Colegios y de Universidades y Misioneros como el Padre José María Carrillo, que hacía pocos meses había llegado de China.

Los Hermanos de San Juan de Dios son también víctimas de la persecución marxista, y así en el Hospital-Asilo de San José, de Carabanchel Alto (Madrid), regentado y servido por estos humildes Hermanos (dedicados a la meritoria obra de practicar la caridad cuidando enfermos y desvalidos), sobre los doce de la mañana del día 1 de septiembre de 1936, penetraron fuerzas de Asalto y milicias rojas que, interrumpiendo a los Hermanos en su tarea de servir la comida a los enfermos, procedieron a detener a doce de aquéllos, que fueron subidos en un camión, que rápidamente emprendió la marcha seguido de tres coches juntos camino de Boadilla del Monte, partido judicial de Navalcarnero (Madrid), llegando a la finca denominada «Monte de Boadilla» . donde tras un declive del terreno y junto a un arroyo, en el lugar conocido con el nombre de «Puente de Piedra», bajaron a los religiosos, que fueron alineados al borde de una gran fosa abierta al efecto y muertos a tiros de fusil (documento número 7). Los cadáveres, que han sido exhumados y perfectamente identificados, corresponden a los que en vida se llamaron Cecilio López López, en el siglo Enrique ; Eutimio Aramendia García, en el siglo Nicolás ; Cesáreo Niño Pérez, en el siglo Mariano ; Cristiniano Roca Huguet, en el siglo Miguel ; Dositeo Rubio Alonso, en el siglo Guillermo ; Rufino las Heras Aizborbe, en el siglo Crescencio ; Benjamín Cobos Celada, en el siglo Alejandro ; Carmelo Gil Arana, en el siglo Isidoro ; Proceso Ruiz Cascales, en el siglo Joaquín ; Canuto Franco Gómez, en el siglo José ; Faustino Villanueva Igual, en el siglo Antonio, y Cosme Brun Arará, en el siglo Simón.

En el Asilo de San José mencionado, cuya incautación efectuaron los rojos, cometieron éstos un inaudito atropello contra los más elementales principios de humanidad, en contraste con la caridad practicada por los Hermanos de San Juan de Dios : En los primeros días de noviembre de 1936, ante el avance de las Fuerzas nacionales, próximas a entrar en Carabanchel, abandonaron las milicias rojas el edificio del Asilo ; pero antes resolvieron asesinar a los enfermos epilépticos asilados, y cuando trataban éstos de esconderse en los refugios, los milicianos dispararon sobre ellos, resultando muertos trece de estos enfermos, cuyos cadáveres quedaron tendidos en las aceras y paseos del establecimiento, siendo los nombres de las víctimas los siguientes : Adolfo Matíes Valero, Gregorio López Hernández, Angel Carretero Gutiérrez, Teófilo Torres de la Fuente, Luis Cabrero Fernández, Bernardino Rodríguez Rodríguez, Vicente Galdón Jiménez, Félix Castro Mayoral, Alejandro Moreno Alcobendas, Gaspar Martín Riquelme. Florentino Prieto Anievas, Manuel Pedraza García y Canuto Domínguez Alonso.

También en Valencia cayeron víctimas de la persecución frentepopulista los religiosos que desempeñaban su caritativa misión en el Asilo-Hospital de San Juan de Dios. Los nombres de los doce mártires—cuyas fotografías, obtenidas después de su muerte, obran en el correspondiente anexo, con los números 8 a 19—, son los siguientes: Hermanos José Miguel Peñarroya Dolz, Leandro Aloy Domenech, Feliciano Martínez Granero, empleado D. Julio Fernández Fuentes, (Documentos números 20 y 21.) En la misma Estación de Atocha, y también el capellón D. Luis Vilá Plá, Hermanos Publio Fernández González, Avelino Martínez Aranzada, Cristóbal Barrios, Juan José Orayen Aizcorta, Cruz Ibáñez López, Leopoldo de Francisco y empleado Cándido Garacochea.

Sor Gertrudis Lamazares, Religiosa de la Comunidad Terciarias Franciscanas de la Divina Pastora, del convento de la calle de Santa Engracia, número 132, de Madrid, fué apresada en la portería de la casa número 7 de la calle de Diego de León, donde estaba escondida, siendo conducida por los milicianos, en unión de una señora y de un sacerdote, ambos desconocidos, en un automóvil hasta un pinar de la carretera de Hortaleza, en cuyo lugar, después de ser bárbaramente maltratados, fueron atados los tres al vehículo, que, emprendiendo la marcha, los arrastró hasta el pueblo de Hortaleza, al que llegaron ya muertos y completamente destrozados, siendo pisoteados y profanados los cadáveres por el vecindario rojo. El Coadjutor de la parroquia de San Juan Bautista, de Canillas (Ciudad Lineal), D. Julio Calle Cuadrado, fue introducido en un saco y, una vez atado éste, le pincharon con horcas y cuchillos hasta producir la muerte al referido sacerdote, siendo los criminales elementos pertenecientes a las «checas» del barrio de Ventas. La Religiosa Sor Carmen Valera Halcón del Convento de Nuestra Señora del Amparo, de la calle de las Huertas, número 16, de Madrid, fue asesinada al no acceder a las sacrílegas proposiciones de vida marital hechas por uno de los milicianos que habían asaltado el convento.

Abandonados por los sacerdotes y religiosos de todo orden sus hábitos y vestiduras talares para disimular su personalidad, las milicias rojas extreman su celo, con el fin de descubrir a las personas de aspecto eclesiástico para detenerlas y asesinarlas ; así, por ejemplo, las Religiosas Adoratrices Sor Felisa González y Sor Petronila Hornedo, que se vieron obligadas a abandonar su convento de Guadalajara y marchar disfrazadas a Madrid ; a su llegada a la estación Atocha, el 13 de agosto de 1936, fueron detenidas en la «checa» de dicha Estación, en unión de D. José Luis Hornedo Huidobro, hermano de Sor Petronila, y asesinados seguidamente, habiendo aparecido los cadáveres en un descampado de la calle de Méndez Alvaro, próximo a la Estación, el día 31 de agosto, siendo fotografiados los cadáveres de ambas religiosas en el Depósito Judicial el mencionado día 31. (Documentos 20 y 21). En la misma Estación de Atocha, y también en el mes de Agosto del mencionado año, las milicias de aquella «checa» derribaron a tiros, en uno de los andenes, a dos hombres señalados como religiosos, que trataban de subir a un tren ; como una de las víctimas diese señales de vida, el médico de la Estación, D. Pedro de Retes, hizo conducir al herido al Servicio Sanitario, donde le prestó asistencia facultativa, teniendo que sobreponerse dicho médico, en unión de su compañero, el Dr. Eduardo Varela de Seijas, a la furia de los asesinos, que trataban de rematar al herido, el cual fue conducido por unos camilleros al Hospital General.

La barbarie roja no se recató en la comisión de sus crímenes al ejecutarlos en el mismo casco de la población de Madrid, siendo muerto a tiros en plena calle María de Molina un Hermano de la Compañía de Jesús, llamado José Montero, sobre cuyo cadáver se colocó un letrero que decía: “Soy Jesuita” , lo que motivó que grupos extremistas corrieran a verle y le escarnecieran, permaneciendo en la calle el cadáver durante varias horas.

Estos crímenes se repiten sin cesar en las distintas provincias sometidas al dominio rojo, y así, en Lérida –donde fueron condenados y ejecutados numerosos religiosos-, el Hermano Domingo María, llamado en el siglo Jesús Merino Albeniz, que llevaba cinco años enfermo del mal de Pott, que le retenía en la cama, cubierto de llagas, fue sacado del Hospital de la Cruz Roja de Balaguer, al que había sido trasladado, y conducido por los marxistas desde dicho Hospital, en el mismo colchón donde estaba acostado, al cementerio del pueblo, en cuyo lugar fue rociada la colchoneta con gasolina, a la que prendieron fuego, muriendo la víctima abrasada.

En Toledo, además de los numerosos sacerdotes y religiosos asesinados, fueron muertos también todos los canónigos de la Santa Iglesia Catedral que la milicias rojas pudieran hallar. Estos miembros del Cabildo de la Iglesia Catedral de Toledo, que en número de doce fueron víctimas de la persecución frentepopulista, son los siguientes

D. Inocente Arnaz Moreno, de cincuenta y cuatro años

D. Valentín Covisa Calleja, de sesenta y nueve años

D. Vidal Díaz Cordobñes, de sesenta y cuatro años.

D. Arturo Fernández Varquero, de cincuenta y cinco años.

D. Juan González Mateo, de cincuenta y dos años.

D. Ramiro Herrera Córdoba, de setenta y cuatro años.

D. Arturo Fernández Varquqero, de cincuenta y cinco años

D. Juan González Mateo de cincuenta y dos años

D. Ramiro Herrera Córdoba de setenta y cuatro años

D. Joaquín de Lamadrid Arespacochaga de setenta y seis años

D. Rafael Martínez Vega de cincuenta años

D. Idelfonso Montero Días de cincuenta y tres años

D. Calixto Paniagua Huecas

D. José Polo Benito de cincuenta y seis años; y

D. José Rodríguez García Moreno, de cincuenta años.



En el pueblo de Daimiel (Ciudad Real), el Sacerdote don Bernardino Atochero López fue obligado a cavar la fosa donde se le había de enterrar y, herido por un disparo, fue arrojado con vida al fondo de la sepultura, volviendo los milicianos a disparar sobre él sin producirle tampoco la muerte, arrojándole entonces una esportilla de cal; enterrado con la cabeza fuera de tierra, fue rematado a puntapiés.

En el convento de religiosos de La Merced, de Jaén, el 20 de Julio de 1936, fecha del asalto al mismo por las turbas rojas, es asesinada la mayor parte de la Comunidad dentro del recinto del convento, siendo arrojados los cadáveres de los Padres Santos Rodríguez, Laureano de Frutos, Jenaro Millán y del Hermano Eduardo Gómez, a un carro de basura que los paseó por las calles de Jaén.

No se limitó la persecución a los Ministros de la Religión, sino que con idéntico encono alcanzó a los seglares que por sus sentimientos católicos formaban parte de las Congregaciones o Agrupaciones piadosas de fieles, cuyos ficheros fueron a parar a las milicias y «checas», que los utilizaron para orientar la campaña de aniquilamiento emprendidas. Acción Católica de España, la Adoración Nocturna y otras entidades análogas, vieron asaltados y saqueados sus Centros y sus miembros fueron despiadadamente perseguidos. En Madrid, entre otros muchos casos, se encuentra el de la Asociación de la Virgen Milagrosa; cuyas listas de congregantes cayeron en poder del Círculo Socialista del Norte, que asesinó por ese solo motivo a cuantos de ellos pudo hallar, siendo las víctimas el tesorero de la Junta D. Agustín Fernández Vázquez, de profesión cartero; D. Felipe Basauri Altube, D. Martín Izquierdo Mayordomo, D. Eduardo Campos Vasallo, D. José Garví Calvente y otros.

Fuente: "Causa General", capítulo V: Persecución religiosa, páginas 187 a 193.

Fotografía: Milicianos frentepopulistas fotografiados con la momia de una religiosa.



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